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Obras da Patrística

Catena Aurea

1. O que é uma Catena Aurea?

Uma compilação de comentários dos Padres da Igreja sobre os Evangelhos.

2. Como são os comentários?

São de categorias variadas. Alguns são clarificações de excertos do Evangelho, outros são líricos, e há os doutrinais.

3. Padres da Igreja? Quem são eles?

Os apologetas, Doutores, teólogos, bispos e presbíteros dos primeiros séculos do Cristianismo.

8. Quem compilou os comentários?

São Tomás de Aquino.

9. O que quer dizer Catena?

Aproximadamente ‘série’. Mas não é a melhor tradução. Catena Aurea, então, significa Série Áurea de comentários. Em sentido mais poético, traduz-se para Corrente de Ouro, sendo a corrente composta dos comentários encadeados.

Nesta página, está o Primeiro Capítulo do Evangelho de São João, comentado por Santo Agostinho. Para ler a Catena Completa, acesse Catena Aurea. Os versículos da Bíblia estão em Português, para uma maior compreensão, e as obras de onde se citam os comentários têm seus nomes no topo de cada um deles. Boa leitura!

Preâmbulo

San Agustín

Traspasa todas las esferas del aire, todas las alturas de las estrellas y todos los coros y las legiones de los ángeles. Y si no traspasase todo lo que ha sido creado, no hubiese podido llegar hasta Aquél por quien todas las cosas han sido hechas.

De esto se desprende (si fijamos en ello la atención) que los tres Evangelistas refirieron los hechos temporales y las palabras del Señor, que pueden contribuir en gran manera a reformar nuestras costumbres en esta vida, tratando apenas más que de la virtud activa, en tanto que San Juan se ocupa mucho menos de los hechos del Salvador, y escribe con cuidado y escrupulosidad lo que dijo (especialmente lo que se refiere a la unidad de la Trinidad y a la felicidad de la vida eterna), y fijando su atención y su predicación en recomendar la virtud contemplativa. De aquí que los tres seres que representan a los otros tres Evangelistas (o sea el león, el hombre y el toro), andan por la tierra, porque estos tres Evangelistas se ocupan especialmente de lo que hizo Jesucristo en carne mortal, y de los preceptos que dio para norma de la vida moral en cuanto al cuerpo. Pero San Juan se remonta sobre las nubes de la humana debilidad, como se remonta el águila por los aires, y ve la luz de la verdad inmutable con los ojos firmísimos y penetrantes de su alma, y especialmente la divinidad de Jesucristo, por la que es igual al Padre, cuidando de recomendarla en su Evangelio cuanto creyó que necesitaban los hombres.

1 No princípio era o Verbo, e o Verbo estava junto de Deus e o Verbo era Deus.

Lib 83 quaest., qu 63

La palabra griega logos ( logoV) significa razón y verbo; pero en este caso más bien quiere decir Verbo, para que se entienda no sólo la relación con el Padre, sino la fuerza operativa respecto de todas las cosas que fueron hechas por el Verbo. La razón, aun cuando nada se hace por ella, se llama razón acertadamente 1.

in Ioannem, tract.1
Sucede que, con el uso diario, las palabras, porque suenan y pasan, se nos han hecho viles. Pero hay también en el hombre la palabra que permanece en el interior, cada vez que el sonido sale de la boca. Por tanto, la palabra es lo que se extiende por medio del sonido y no el mismo sonido.

De Trin., 15, 10 et 11
Todos podemos comprender la palabra, no sólo antes que suene, sino también antes que sus imágenes se agiten en nuestro pensamiento. Aquí se puede ver ya, como en espejo y enigma, alguna semejanza del Verbo, de quien se ha dicho: “En el principio era el Verbo”. Es necesario, pues, que cuando hablemos lo que sabemos, nazca la palabra del mismo conocimiento que tenemos en la memoria; porque la palabra debe ser, absolutamente, de la misma naturaleza que el conocimiento de donde nace. El pensamiento formado de la cosa que ya conocemos, es la palabra que aprendemos en nuestro interior; lo cual no es griego, ni latín, ni lengua alguna. Pero cuando hemos de comunicar a otros esta palabra interior, tenemos necesidad de algún signo que la exprese.

Allí mismo, cap. 11
Por tanto, la palabra que suena en el exterior no es otra cosa que una señal de la palabra que se encuentra en el interior, a la que corresponde más propiamente el nombre de palabra. Porque aquello que se pronuncia con los labios es el sonido del palabra, que no se llama palabra sino a causa de aquella palabra interior a la cual representa en el exterior.

De Trin., 15, 13
Así como nuestro conocimiento se diferencia del conocimiento de Dios, así nuestra palabra, que procede de nuestro conocimiento, se diferencia de la de Dios, que ha nacido de la esencia del Padre. Lo mismo podría decirse si se tratara de la ciencia del Padre, de la sabiduría del Padre o, lo que es más expresivo, del Padre ciencia, del Padre sabiduría 3.

De Trin., 15, 14
Por tanto, el Verbo de Dios, Hijo Unigénito del Padre, es en todo semejante e igual al Padre; es lo mismo que el Padre, pero no es el Padre, porque Este es el Hijo y Aquél el Padre. Y por esto conoce todas las cosas que conoce el Padre; y si le es propio conocer al Padre, ¿no conocerá lo que es? El conocer y el ser son ahí una misma cosa. Por esta razón, así como no es propio del Padre proceder del Hijo, tampoco su conocimiento procede del Hijo. Por eso, como pronunciándose a sí mismo, el Padre engendró al Verbo igual en todo a sí, y no se hubiera pronunciado a sí mismo de una manera completa y perfecta si hubiera algo mayor o menor en su Verbo de lo que hay en El. Pero aunque sea nuestro verbo interior de alguna manera semejante a Aquél, no cesemos de observar cuán diferente es a la vez.

De Trin., 15, 15
¿Qué es esto formable, aún no formado, sino algo de nuestra mente que nosotros con antojo voluble lanzamos de aquí para allá cuando pensamos ahora en una cosa y después en otra, según la descubrimos o nos sale al encuentro? Y se hace verbo verdadero cuando aquello que dije que nos lanzaba con movimiento incesante toma contacto con lo que nosotros conocemos y al tomar una semejanza perfecta se forma. ¿Quién no ve aquí la gran diferencia que hay de aquel verbo con el de Dios, que es forma de Dios y antes de su formación no es formable, pues no puede ser nunca informe, sino que es la forma sencilla e igual a Aquél de quien nace? Por lo que se dicen aquellas palabras: “el Verbo de Dios”.

De Trin., 15, 16
Por lo cual, para que en Dios no se crea que existe algo voluble, como si siendo verbo pudiera recibir y volver a tomar una forma que presto pudiera perder y sufrir evolución en su carencia de forma, aquel Verbo divino no se llama pensamiento de Dios 4.

De verb. Dom., serm. 38
Es el Verbo de Dios cierta forma no formada, la forma de todas las formas; forma inmutable, sin pérdida, sin defectos, sin tiempo, sin lugar, superando todas las cosas, existiendo en todas, siendo la base en que todo descansa y el remate que está sobre todo.

De Trin., 6, 2
Se dice en el principio, como si se dijera “antes de todas las cosas”.

De verb. Dom., serm. 38
Pero dicen algunos: si es Hijo, ha nacido. Y en verdad que es así. Añaden después: si el Hijo ha nacido del Padre, el Padre es anterior al nacimiento del Hijo. La fe rechaza esto. Pero, dicen, explicadnos cómo ha podido el Hijo nacer del Padre para ser coetáneo de aquél de quien ha nacido; porque el hijo nace después del padre, y debe, por tanto, ser sucesor suyo. Para esto aducen el ejemplo de lo que sucede entre las creaturas; y nosotros debemos tratar de encontrar la semejanza con aquello que afirmamos. ¿Pero cómo podremos encontrar en la creatura lo coeterno, cuando nada eterno encontramos en ella? Si en el mundo pudieran encontrarse dos cosas coetáneas, una que engendra y una engendrada, entonces entenderíamos lo coeterno. La sabiduría es llamada en las Escrituras el brillo de la luz eterna, la imagen del Padre. Y de aquí podemos tomar la comparación para que encontremos lo que se entiende por coetáneo, y de ello desprendamos lo que se entiende por coeterno. Nadie ignora que la luz nace del fuego; digamos, pues, que el fuego es el padre de aquella luz. Y bien, en el momento que encendemos una antorcha, brota la luz al mismo tiempo que el fuego. Dadnos este fuego sin luz, y creeremos que el Padre pudo existir sin el Hijo. La imagen existe en el espejo, y existe en cuanto que una persona se mira en él; pero ésta ya existía antes que se acercase al espejo. Supongamos que crece alguna cosa sobre el agua, como un matorral o una yerba; ¿no nace con su propia imagen? Por tanto, estará siempre la imagen de la yerba mientras ésta subsista allí. En virtud de esto, lo que procede de otro ser ha nacido de él; se puede ser siempre generador, y estar siempre con aquél que ha nacido de sí. Pero se dirá: yo entiendo que el Padre es eterno, y que el Hijo es coeterno; pero como la luz que brilla menos que el fuego de donde nace, y como la imagen del matorral que es menos clara que el matorral mismo. No; es necesaria una igualdad absoluta. Yo no creo, se dirá, porque no hay semejanza que satisfaga. Acaso encontremos en las criaturas una razón para comprender que el Hijo es coeterno con el Padre, y no menos que El; pero no podemos encontrarla en un solo género de semejanzas. Por tanto, reunamos dos géneros diferentes: uno de donde ellos toman la semejanza, y otro de donde nosotros la damos. La que ellos presentan la toman de que el ser que engendra a otro, le precede en el tiempo, como sucede en el hombre que nace de otro hombre, siendo los dos de la misma sustancia. Admitimos, pues, en este orden de nacimiento la igualdad de naturaleza; pero falta la de tiempo. En el orden de semejanzas que hemos sentado acerca de la luz del fuego y de la imagen del matorral, no encontráis la igualdad de naturaleza, y sí la igualdad del tiempo. Y bien; todo lo que allí se encuentra respecto de cada parte y de cada cosa, lo encuentro, no como en las criaturas, sino como en el Creador.

2 Ele estava no princípio junto de Deus. 3 Tudo foi feito por ele, e sem ele nada foi feito.

super Genesim 1, 2
Y cuando dice: “Que todas las cosas fueron hechas por El”, manifiesta evidentemente que la luz fue hecha por El, cuando dijo Dios: “Hágase la luz” ( Gén 1,3), y del mismo modo en las demás creaciones. Si es, pues, así, es eterno lo que dice Dios: “Hágase la luz”; porque el Verbo de Dios es Dios con Dios y coeterno con el Padre, aun cuando la criatura haya sido hecha temporal. Porque aunque indican tiempo las palabras “cuando” y “alguna vez”, sin embargo es eterno en el Verbo de Dios lo que debe ser hecho, y se hace cuando debe ser hecho lo que existe en aquel Verbo, en el cual no hay “cuando” ni “alguna vez”, porque todo aquel Verbo es eterno.

in Ioannem, tract.1
¿Y cómo puede suceder que el Verbo de Dios haya sido hecho, cuando Dios hizo todas las cosas por el Verbo? Y si el Verbo mismo ha sido hecho, ¿por cuál otro Verbo ha sido creado? Si dices que existe un verbo del Verbo, por el cual ha sido hecho, yo digo que éste mismo es el Hijo Unigénito de Dios. Y si no le llamas Verbo de Dios, concede que entonces el Verbo no ha sido hecho por el mismo por quien han sido hechas todas las cosas.

De Trin., 1, 6
Pero si no ha sido hecho, no es criatura. Y si no es criatura es de la misma sustancia que el Padre, porque toda sustancia que no es Dios es criatura, y lo que no es criatura es Dios.


4 Nele havia a vida, e a vida era a luz dos homens.

in Ioannem, tract. 1
Puede redactarse también de este modo: “Lo que ha sido hecho en El”, añadiendo después: “Era vida”. Luego todo El es vida, si así lo expresáramos; porque ¿qué hay que no haya sido hecho en El? El es la sabiduría de Dios. Y se dice en el salmo: “Todas las cosas las has hecho en la sabiduría”. Por tanto, así como todas las cosas han sido hechas por El, así han sido hechas en El. Si, pues, lo que se ha hecho en El es vida, la tierra es vida y la piedra es vida. Pero no se debe entender así, para que la secta de los maniqueos 1 no nos arguya diciendo que si la piedra tiene vida, también la tiene la pared, como suelen decirlo en su delirio. Y cuando son reprendidos y rechazados suponen que lo han sacado de la Escritura, diciendo: ¿por qué se ha dicho que lo que ha sido hecho en El era vida? Dígase, pues, así: “Lo que ha sido hecho”, y distíngase aquí y después añádase: “Era vida en El”. Fue hecha, pues, la tierra, pero la misma tierra que fue hecha, no es vida. Pero está en la misma sabiduría de Dios espiritualmente cierta razón por la cual la tierra ha sido hecha; ésta es vida. Así como un arca no es vida en cualquier obra, pero es vida en el arte, porque vive en el alma del artífice, así, pues, la sabiduría de Dios, por quien han sido hechas todas las cosas, contiene, según el arte, todas las cosas que se hacen por dicho arte. Estas no son vida en sí mismas, pero lo son en el Verbo, por quien todo ha sido hecho.

5 A luz resplandece nas trevas, e as trevas não a compreenderam.

in Ioannem, tract.1
Aquella vida es la luz de los hombres, pero no pueden comprenderla los corazones insensatos, porque no se lo permiten sus pecados. Y para que no crean que esta luz no existe, porque no pueden verla, prosigue: “Y la luz resplandece en las tinieblas; mas las tinieblas no la comprendieron”. Así como el hombre ciego, puesto delante del sol, aun cuando está en su presencia se considera como ausente de él, así todo insensato está ciego, aun cuando tiene delante la sabiduría. Pero en tanto que ésta se encuentra delante de él, está él ausente por su ceguera y no es que ella está lejos de él, sino él lejos de ella.

in Ioannem, tract. 1
Y por esta misma vida son iluminados los hombres; los animales no son iluminados, porque no tienen alma racional que pueda conocer la sabiduría; pero el hombre, porque ha sido hecho a imagen de Dios, tiene alma racional, por la que es capaz de sabiduría. Luego aquella vida, por medio de la que han sido hechas todas las cosas, es luz y es vida, y no de cualquiera de los animales, sino de los hombres.

De civ. Dei. 8, 9
Este principio del santo Evangelio, decía cierto platónico 1, debió ser escrito con letras de oro, y colocarse en los sitios más visibles de todas las iglesias.


6 Houve um homem, enviado por Deus, que se chamava João. 7 Este veio como testemunha, para dar testemunho da luz, a fim de que todos cressem por meio dele. 8 Não era ele a luz, mas veio para dar testemunho da luz.

in Ioannem, tract. 2, sparsim
Todo lo que se ha dicho hasta ahora, se refiere a la divinidad de Jesucristo, quien vino a nosotros bajo la forma humana. Y como era hombre en quien Dios se encontraba oculto, fue enviado antes de El un hombre grande, por cuyo testimonio se supiese que era más que hombre.
¿Y quién es éste? “Fue un hombre”.

ut sup
¿Y cómo podía este hombre decir la verdad de Dios? “Fue enviado por Dios”.

ut sup
¿Quién era el llamado? “El que tenía por nombre Juan”.

in Ioannem, tract. 2
¿Para qué vino? Vino en testimonio, para dar testimonio de la luz.

9 [O Verbo] era a verdadeira luz que, vindo ao mundo, ilumina todo homem.


Ahora da a conocer de qué luz da testimonio cuando dice: “Era la luz verdadera”.

ut sup
¿Y por qué añade verdadera? Porque un hombre iluminado se llama luz, pero la verdadera luz es aquella que ilumina; porque aunque los ojos de nuestro cuerpo se llaman antorchas, si de noche no se enciende una luz, o si no sale el sol por el día, serán en vano aquellas luces. Por esto añade: “Que alumbra a todo hombre”, por consiguiente también a San Juan. El mismo iluminaba a aquél por quien quería ser anunciado. Del mismo modo se conoce que el sol ha salido por algún cuerpo iluminado, aunque no lo veamos con nuestros ojos, al igual que aquellos que no tienen buenos los ojos (y no pueden ver el sol), sin embargo, pueden ver una pared iluminada por el sol, o cosa parecida, así todos aquéllos para quienes vino Jesucristo no eran idóneos para verle. Pero reflejó sus rayos en San Juan, y entonces, cuando San Juan confesaba que era iluminado, Aquél que ilumina fue conocido por medio de él. Dice además: “Que viene a este mundo”, porque si no hubiera salido de donde estaba, no hubiese sido iluminado; pero hubo de ser iluminado, porque salió de allí en donde el hombre no puede estar iluminado.

10 Estava no mundo e o mundo foi feito por ele, e o mundo não o reconheceu.

La luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo, vino aquí por la carne. Porque si hubiera venido sólo por la divinidad, no hubiese podido ser vista por los necios, por los ciegos ni por los malvados, de quienes se ha dicho antes: “Las tinieblas no la comprendieron”, por esa razón dice: “En el mundo estaba”.

ut sup
Y no creas que estaba en el mundo como están la tierra, los rebaños y los hombres; o como están el cielo, el sol, la luna y las estrellas; sino como el artífice que dirige lo que ha hecho. Por cuya razón prosigue: “Y el mundo por él fue hecho”. No lo hizo como hace un artífice, que lo que fabrica es extrínseco a quien lo fabrica; mas Dios fabrica en el mundo; confundiéndose con él 1 se encuentra fabricando en todas partes y no está ausente de nada. La presencia de su majestad, hace lo que hace y gobierna lo que ha hecho. Así estaba en el mundo como Aquél por quien el mundo fue hecho.

ut sup
¿Qué quiere decir, pues, que el mundo fue hecho por El mismo? El cielo, la tierra, el mar y cuanto en ellos se contiene, se llama mundo. Además, en otro sentido, se llama mundo a los amantes del mundo, acerca de lo cual prosigue: “Y el mundo no le conoció”. ¿Cómo ni los cielos, ni los ángeles, ni los astros, conocieron a su Creador, a quien confiesan los demonios? Todas las cosas dan testimonio de El; pero ¿quiénes no lo han conocido? Los que amando al mundo se llaman mundo. Amando, pues, al mundo, habitamos con el corazón en el mundo; porque los que no aman al mundo viven en él por la carne, pero con el corazón habitan en el cielo, como dice el Apóstol: “Nosotros somos ciudadanos del cielo” ( Flp 3,20). Por tanto, amando al mundo merecieron llamarse mundanos del lugar donde habitan. Como sucede cuando decimos: aquella casa es mala o buena. No vituperamos ni alabamos sus paredes, sino a los que la habitan, así llamamos “mundo” a los que habitan en él amándole.

in Ioannem, tract.1
Esto es porque todas las cosas habían sido hechas por El.


11 Veio para o que era seu, mas os seus não o receberam. 12 Mas a todos aqueles que o receberam, aos que crêem no seu nome, deu-lhes o poder de se tornarem filhos de Deus, 13 os quais não nasceram do sangue, nem da vontade da carne, nem da vontade do homem, mas sim de Deus.


ut sup

Mas si ninguno le recibió, ninguno se ha salvado; porque ninguno puede salvarse sino el que recibe a Jesucristo cuando viene. Y por esto añade: “Mas a cuantos le recibieron”.

ut sup
Gran benevolencia, nació solo y no quiso permanecer solo; no temió tener coherederos, porque su herencia no disminuye aun cuando la posean muchos.

ut sup
Y los que creen, por cuanto que se hacen hijos de Dios desde luego nacen hermanos de Jesucristo. Porque si los hijos no nacen, ¿cómo pueden existir? Pero los hijos de los hombres nacen de la carne y de la sangre y de la voluntad del varón y de la unión con su consorte. Cómo nacen los demás, lo dice a continuación: “Los cuales son nacidos no de sangres”, como las del marido y de la mujer. Porque “sangres” no es palabra latina, mas como en griego está puesta en plural, quiso más bien el intérprete ponerla así, aunque faltando al latín según la gramática, y explicar la verdad a los menos inteligentes. Porque los hombres nacen de la sangre del hombre y de la sangre de la mujer.


14 E o Verbo se fez carne e habitou entre nós, e vimos sua glória, a glória que o Filho único recebe do seu Pai, cheio de graça e de verdade.

in Ioannem, tract.2
Habiendo dicho: “Han nacido de Dios”, para que no nos admirásemos ni nos asombrásemos ante gracias tan extraordinarias, y para que no nos pareciese imposible que los hombres podían nacer de Dios, queriendo darnos seguridad de ello dice: “Y el Verbo fue hecho carne”. ¿Por qué te admiras de que los hombres nazcan de Dios? Mira cómo el mismo Dios ha nacido de los hombres.

De Trin., 15, 11
Así como en nosotros la palabra en cierto modo es la voz del cuerpo, y toma el sonido por el que se manifiesta a los sentidos de los hombres, así el Verbo de Dios hecho carne ha tomado aquella forma por la que puede darse a conocer a los mismos. Y así como nuestro verbo se convierte en voz, aun cuando no se transforma en voz 1, así el Verbo de Dios se ha hecho carne. Pero lejos de nosotros la idea de que se ha transformado en carne, porque la ha tomado no siendo absorbido por ella. Y, así nuestra palabra se convierte en voz, y la de Dios se ha convertido en carne.

contra serm. Arian., cap. 9
Si decían esto porque veían escrito que “el Verbo se hizo carne”, y allí no se habla del alma, deben comprender que la carne representa al hombre y que por la parte se representa el todo en sentido figurado. Y así, dice en el Salmo: “Toda carne vendrá a ti” ( Sal 64,3). Además, en la Carta a los Romanos se lee: “que no se justificará la carne por el cumplimiento de la ley” ( Rom 3,20). Y esto mismo dice con más claridad en la Carta a los Gálatas: “No se justificará el hombre por el cumplimiento de la ley” ( Gál 2,16). Por esto se ha dicho: “El Verbo fue hecho carne”, como si dijese “El Verbo fue hecho hombre”.

San Agustín, in Ioannem, tract.2
Y como el Verbo se ha hecho carne y ha habitado entre nosotros, ha hecho por medio de su nacimiento una especie de colirio, para que purificados los ojos de nuestra alma podamos ver su majestad por medio de su humanidad. Por esto se dice: “Y vimos la gloria de El”. Ninguno puede ver su gloria si no se purifica con la humildad de la carne. Había caído sobre los ojos del hombre polvo que procedía de la tierra, enfermo el hombre de los ojos, se le envía tierra a ellos para que sane. La carne le había cegado, y la carne le cura; el alma se había hecho carnal, entregándose a los afectos carnales; de aquí que el ojo del alma quedó ciego. El médico hizo el colirio para curarle y así vino a destruir las enfermedades de la carne por medio de la carne. Por lo tanto el Verbo se ha hecho carne para que podamos decir: “Y vimos la gloria de El”.


15 João dá testemunho dele, e exclama: Eis aquele de quem eu disse: O que vem depois de mim é maior do que eu, porque existia antes de mim.

in Ioannem, tract.3
Y no se entiende: ha sido hecho antes que yo fuera hecho, sino que ha sido antepuesto a mí.

in Ioannem, tract. 3, sparsim

16 Todos nós recebemos da sua plenitude graça sobre graça. 17 Pois a lei foi dada por Moisés, a graça e a verdade vieram por Jesus Cristo.


¿Pero qué habéis recibido? Una gracia por otra gracia. Y yo no sé qué quiere darnos a entender cuando nos dice que hemos participado de la plenitud de su gracia en primer término, y después que hemos recibido una gracia por otra gracia. ¿Qué gracia hemos recibido primero? La fe. Y se llama gracia porque se da gratis. El pecador recibió esta primera gracia para que se le perdonasen todos sus pecados. Y después recibió una gracia por otra gracia. Esto es por esta gracia, según la cual vivimos de la fe, habremos de recibir otra, esto es la vida eterna. La vida como el premio de la fe (porque la misma fe es gracia). Y la vida eterna es eterna. Por lo tanto es la gracia que se concede en virtud de aquella gracia. Esta no existía en el Antiguo Testamento, porque la Ley amenazaba y no ofrecía ayuda; mandaba, y no curaba; señalaba la enfermedad, pero no la quitaba, sino que preparaba para presentarse al médico que había de venir con la gracia y la verdad. Por esto sigue: “Porque la Ley fue dada por Moisés; mas la gracia y la verdad fue hecha por Jesucristo”. La muerte de nuestro Señor mató la muerte temporal y eterna. Ella es la gracia que ha sido prometida y no manifestada en la Ley.

De Trin., 13, 19
Debemos comparar la gracia con la ciencia y la verdad con la sabiduría. En las cosas temporales se encuentra aquella suma gracia, porque en Cristo el hombre se unió con Dios en unidad de persona. Y en las cosas eternas, la suma verdad se atribuye rectamente al Verbo de Dios.

18 Ninguém jamais viu Deus. O Filho único, que está no seio do Pai, foi quem o revelou.

ad Paulinam epistola 112, sparsim
Estando escrito: “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” ( Mt 5,8), y en otro lugar: “Cuando aparezca seremos semejantes a El, porque le veremos tal y como es” ( 1Jn 3,2). ¿Cómo es que aquí se dice: “Ninguno ha visto a Dios nunca”? ¿No podría responderse que aquellos testimonios se refieren a ver a Dios y no a haberle visto? Porque lo que se ha dicho es que ellos verán a Dios, y no que le vieron. No que le hemos visto sino que le veremos tal y como es. En este sentido se dice: “Que ninguno ha visto a Dios nunca”. Esto es, en esta vida no puede verse tal y como es -ni en la vida de los ángeles- según esta vida visible, como se ven las cosas sensibles, por medio de los ojos de la carne.

ad Paulinam epistola 112, cap.7
Lo cual es tan verdadero, que ninguno podrá jamás comprender la grandeza de su Dios, no sólo con los ojos de la carne, sino ni aun con la más alta contemplación. Una cosa es ver y otra cosa comprender la totalidad de lo que se ve. Porque una cosa se ve en tanto que está presente al sentido de la vista, pero para comprenderla en su integridad cuando se ve es necesario conocerla de tal modo que se vea todo lo que encierra y los límites que la determinan.

ut sup
En este sentido sólo el Hijo y el Espíritu Santo ven al Padre. Lo que es de naturaleza creada, ¿cómo podrá ver lo que es increable? Y así ninguno conoce a Dios como el Hijo. Por esto sigue: “El Hijo Unigénito”, etc. Y no se crea que se entiende con este nombre a alguno de aquellos que han sido constituidos por hijos en virtud de la gracia, porque se añade el artículo. Y por si esto no es suficiente, se ha añadido el otro nombre: Unigénito.

in Ioannem, tract.3
En el seno del Padre, esto es, en el secreto del Padre, porque el Padre no tiene seno como nosotros lo tenemos en los vestidos, ni debe pensarse que se sienta como nosotros nos sentamos. De modo que no está ceñido para tener seno, sino que así como nuestro seno es interior, al secreto del Padre se le llama seno del Padre. Y el que conoce al Padre en su secreto es el que contó lo que vio.

ut sup
Hay algunos hombres que dicen, engañados por la vanidad de su corazón, que el Padre es invisible y que el Hijo es visible. Pero si se dice que el Hijo es visible en virtud de la carne, nosotros lo concedemos también. Y esto es un dogma católico. Pero si, como ellos dicen, era visible antes de haberse encarnado, se equivocan en gran manera, porque Jesucristo es la sabiduría y el poder de Dios. La sabiduría de Dios no puede verse por medio de los ojos. Y si la palabra del hombre no se ve con los ojos, ¿cómo puede verse la Palabra de Dios?

19 Este foi o testemunho de João, quando os judeus lhe enviaram de Jerusalém sacerdotes e levitas para perguntar-lhe: Quem és tu? 20 Ele fez esta declaração que confirmou sem hesitar: Eu não sou o Cristo. 21 Pois, então, quem és?, perguntaram-lhe eles. És tu Elias? Disse ele: Não o sou. És tu o profeta? Ele respondeu: Não. 22 Perguntaram-lhe de novo: Dize-nos, afinal, quem és, para que possamos dar uma resposta aos que nos enviaram. Que dizes de ti mesmo? 23 Ele respondeu: Eu sou a voz que clama no deserto: Endireitai o caminho do Senhor, como o disse o profeta Isaías (40,3). 24 Alguns dos emissários eram fariseus. 25 Continuaram a perguntar-lhe: Como, pois, batizas, se tu não és o Cristo, nem Elias, nem o profeta? 26 João respondeu: Eu batizo com água, mas no meio de vós está quem vós não conheceis. 27 Esse é quem vem depois de mim; e eu não sou digno de lhe desatar a correia do calçado. 28 Este diálogo se passou em Betânia, além do Jordão, onde João estava batizando.


ut sup

Por lo que si se hubiera juzgado digno de soltar la correa de su calzado, no hubiera aparecido más humilde.

in Ioannem, tract.14
No hubieran enviado esta comisión si no se hubiesen extrañado de su ilimitado poder, en virtud del cual se atrevía a bautizar.

ut sup
Sabían, pues, que Elías vendría antes que Cristo. El nombre de Cristo no era desconocido para ninguno de los hebreos, pero no creían que él fuese el Cristo. Y, sin embargo, creyeron absolutamente que el Cristo había de venir. Y al mismo tiempo que esperaban que vendría en el futuro, ya le ofendieron en el presente.

ut sup
Isaías ya lo dijo y su profecía se realizó en San Juan.

San Agustín, in Ioannem, tract. 4
Apareció humilde y por lo mismo es antorcha encendida.

ut sup
Por lo que si se hubiera juzgado digno de soltar la correa de su calzado, no hubiera aparecido más humilde.

in Ioannem, tract. 4

29 No dia seguinte, João viu Jesus que vinha a ele e disse: Eis o Cordeiro de Deus, que tira o pecado do mundo. 30 É este de quem eu disse: Depois de mim virá um homem, que me é superior, porque existe antes de mim. 31 Eu não o conhecia, mas, se vim batizar em água, é para que ele se torne conhecido em Israel.

Y si el Cordero de Dios es inocente, también San Juan es el cordero, ¿o acaso no es él inocente también? Pero todos proceden de aquella descendencia de quien dice el afligido David: “He sido concebido en el pecado” ( Sal 50,7). De modo que sólo es cordero Aquél que no viene al mundo de este modo. Y en realidad no había sido concebido en pecado, ni su madre había tenido pecado cuando le llevaba en su vientre, pues ella le había concebido siendo Virgen, y siendo Virgen le había parido. Porque le había concebido por medio de la fe, y por medio de la misma le había tenido en su seno.

ut sup

Y el que no tomó el pecado cuando tomó nuestra naturaleza es el mismo que quita nuestro pecado. Ya sabemos que dicen algunos: nosotros quitamos los pecados a los hombres porque somos santos. Mas si no fuere santo el que bautiza, ¿cómo quita el pecado de otro, siendo él un hombre lleno de pecado? Contra estas cuestiones leamos ahora: “He aquí el que quita el pecado del mundo”, para que no crean los hombres que son ellos quienes quitan el pecado a otros hombres.

in Ioannem, tract. 4

Vino después de mí, porque ha nacido después que yo. Y ha sido hecho antes que yo porque es anterior a mí.

in Ioannem, tract. 5

Cuando el Señor fue conocido, en vano se le preparaba camino, porque El mismo se ofrece como camino a los que le conocen. Y así no duró por mucho tiempo el bautismo de San Juan sino hasta que se dio a conocer el Dios de la humildad. Y, además, para darnos ejemplo de esta virtud y enseñarnos a obtener la salvación por medio del bautismo, recibió El el bautismo del siervo. Y para que no fuese preferido el bautismo del siervo al bautismo del Señor, fueron bautizados otros con el mismo bautismo del siervo. Mas los que fueron bautizados con el bautismo del siervo, convenía también que fuesen bautizados con el bautismo del Señor. Porque los que son bautizados con el bautismo del Señor no necesitan del bautismo del siervo.

32 (João havia declarado: Vi o Espírito descer do céu em forma de uma pomba e repousar sobre ele.) 33 Eu não o conhecia, mas aquele que me mandou batizar em água disse-me: Sobre quem vires descer e repousar o Espírito, este é quem batiza no Espírito Santo. 34 Eu o vi e dou testemunho de que ele é o Filho de Deus.

De Trin., 15, 27

No fue ungido Jesucristo por el Espíritu Santo cuando bajó sobre El en forma de paloma después de bautizado, porque entonces se dignó prefigurar su cuerpo, esto es, su Iglesia, en la que especialmente los bautizados reciben el Espíritu Santo. Y es muy absurdo el creer que, teniendo ya treinta años (cuya edad tenía cuando fue bautizado por San Juan), recibiese el Espíritu Santo, y que éste viniese sobre El sin pecado, como sin pecado había recibido el bautismo. Y si bien es verdad que se ha escrito de su siervo y precursor: “que éste sería lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre” ( Lc 1,15), y éste que había sido engendrado por padre humano había recibido ya el Espíritu Santo al ser concebido en el vientre de su Madre, ¿qué deberá entenderse y creerse de Jesucristo en cuanto hombre, cuya concepción, aunque se verificó en la carne, no fue carnal, sino espiritual?

De Agone christiano, cap. 22

Y no decimos con esto que Jesucristo tuviera únicamente verdadero cuerpo ni que el Espíritu Santo se dejase ver de los hombres de una manera engañosa. Porque así como no convenía que el Hijo de Dios engañase a los hombres, así tampoco debía engañarlos el Espíritu Santo. Pero no era difícil a la omnipotencia de Dios, que había sacado todo el universo de la nada, hacer que un verdadero cuerpo de paloma apareciese en realidad sin el concurso natural de otros animales de la misma especie, así como tampoco le había sido difícil formar un verdadero cuerpo en las entrañas de la Virgen, sin la cooperación del hombre.

in Ioannem, tract. 6, sparsim

De dos maneras visibles manifiesta el Señor al Espíritu Santo: por medio de la figura de una paloma, cuando baja sobre el Salvador después de bautizado, y por medio de fuego, cuando baja sobre los apóstoles el día que se encontraban reunidos. En el primer caso se nos representa la sencillez; en el segundo, el fervor. Por lo tanto, para que no sean engañados los que reciben la santificación, se les manifiesta por medio de una paloma, y para que la sencillez no permanezca fría se demuestra por medio del fuego. Y no llame la atención que las lenguas estuviesen separadas. No queramos temer la disipación, y conozcamos la unidad en la paloma. Y así debía darse a conocer el Espíritu Santo cuando venía sobre el Señor, con el fin de que cada uno comprenda que cuando tiene el Espíritu Santo, debe ser sencillo como la paloma y tener con sus hermanos verdadera paz, significada por las caricias que se hacen las palomas. También se acarician los cuervos, pero se pican, mas la picada de las palomas es inocente por naturaleza; además, los cuervos se alimentan de carne muerta, y la paloma no tiene esta propiedad sino que se alimenta de las semillas de la tierra. Y si bien es verdad que las palomas parece que lloran cuando están en amores, no debe llamar la atención que el Espíritu Santo quiera darse a conocer en forma de paloma, porque El intercede por nosotros con gemidos inexplicables ( Rom 8,26). Mas el Espíritu Santo no gime en sí mismo, sino en nosotros, porque nos hace gemir. El que conoce que vive bajo la presión de esta mortalidad terrena, y que está errante lejos de Dios, en tanto que gime por esto, gime bien, porque el Espíritu Santo le enseñó a gemir. Mas hay muchos que gimen por el bienestar de la tierra, o por verse abrumados de daños, o por enfermedad corporal, o por otra cosa parecida; en este caso no gimen con el gemido de la paloma. ¿De qué otra manera iba a representarse el Espíritu Santo para significar la unidad, sino por la paloma ( Ct 6,8)? De esta manera podría decir a su Iglesia una vez formada: mi paloma es una sola. ¿Y cómo debió figurar la humildad sino por la ave sencilla y que gime? Allí apareció toda la Beatísima Trinidad. El Padre en la voz que decía: “Tú eres mi Hijo muy amado” ( Lc 3,22), el Espíritu Santo en la forma de paloma. Y en esta Trinidad fueron enviados los Apóstoles a bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo ( Mt 28,19

in Ioannem, tract. 5

¿Y quién envió a San Juan? Si decimos que el Padre, no mentimos, lo mismo que si decimos que el Hijo. Pero es mejor decir que el Padre y el Hijo. ¿Y cómo decía entonces que no conocía a Aquél que le había enviado? Y si aún no conocía a Aquél por quien quiso ser bautizado, dijo temerariamente: “Yo debo ser bautizado por ti”. Por tanto lo conocía. ¿Y entonces por qué dice: “yo no le conocía”?

in Ioannem, tract. 4, 5 et 6, sparsim

Léanse los otros evangelistas, que dijeron esto con más claridad, y encontraremos terminantemente que bajó la paloma cuando el Salvador salía del bautismo. Por tanto, si la paloma bajó después del bautismo y antes de él dijo San Juan al Señor: “Yo debo ser bautizado por ti”, entonces le conocía antes del bautismo. Y ¿cómo dice ahora: “yo no le conocía, mas Aquél que me envió a bautizar me dijo: sobre Aquél que tú vieres descender el Espíritu”, etc.? ¿Oyó San Juan esto para conocer a aquél a quien no conocía? Había conocido, en verdad, que el Señor era el Hijo de Dios, y él sabía que El bautizaba en el Espíritu Santo. Y antes de que Jesucristo viniese al río, estando muchos alrededor de San Juan, les dijo: “El que ha de venir en pos de mí es mayor que yo: El os bautizará en Espíritu Santo y en fuego”. Pero qué, ¿no conocía que el poder de bautizar lo tenía el Señor y que se lo habría de retener? (No fuera que San Pablo o San Pedro dijese: mi bautismo, como encontramos que dijo San Pablo: mi Evangelio.) Pero igualmente se trataba de conceder, a los buenos y a los malos, la administración de este sacramento. ¿Qué daño te puede hacer un mal ministro, cuando el Señor es bueno? He aquí que fue bautizado por Juan, pero ¿acaso no podría haber sido bautizado por un homicida? Pues San Juan dio su bautismo, pero homicidas han dado el bautismo de Cristo, cuyo sacramento es tan santo que no puede mancharse aun cuando sea administrado por un homicida. Pudo también el Señor (si hubiera querido) conceder su potestad a algún siervo suyo para que hiciera sus veces, de tal modo que le diese igual eficacia a la facultad de bautizar delegada al siervo, que no se distinguiese del administrado por el mismo Señor. Pero no quiso esto, para que en El se conservase la esperanza de los bautizados, que debían conocer por quién eran bautizados. Y no quiso poner esta esperanza de un siervo en otro siervo. Y si hubiese concedido este poder a sus siervos, habría tantos bautismos cuantos siervos. Y así como se ha dicho: el bautismo de San Juan, así se diría también: el de Pedro o el de Pablo. Mas por esta potestad, que sólo se reservó Jesucristo, se conserva la unidad de la Iglesia, de la que se ha dicho: “Mi paloma es una sola” ( Ct 6,8). Puede también suceder, que alguno tenga un bautismo distinto del de la paloma, pero no puede aprovechar a nadie otro más que el de la paloma.

in Ioannem, tract. 7

Convenía, pues, que bautizase Aquél que es el Hijo Unigénito de Dios y no es adoptado. Los hijos adoptados ejercen de ministros para con el Hijo Unico. De aquí que el Unico tiene potestad; los adoptados tienen ministerio.

35 No dia seguinte, estava lá João outra vez com dois dos seus discípulos. 36 E, avistando Jesus que ia passando, disse: Eis o Cordeiro de Deus.

San Agustín, in Ioannem, tract. 7

San Juan era amigo del Esposo. No buscaba su gloria, sino que daba testimonio de la verdad. Por esto no quiso que sus discípulos se quedasen con él, sino que siguiesen al Señor. Y esto lo demostró manifestando a quién debían seguir, diciendo: “He aquí el Cordero de Dios”.

in Ioannem, tract. 7

Aquí se habla del único Cordero sin pecado; no de aquel que ha sido lavado de manchas, sino del que ha estado exento de ella. Se habla aquí en singular del Cordero de Dios, porque únicamente con su sangre podrían ser redimidos los hombres. Este es el Cordero a quien temen los lobos y que después de muerto mató al león

37 Os dois discípulos ouviram-no falar e seguiram Jesus. 38 Voltando-se Jesus e vendo que o seguiam, perguntou-lhes: Que procurais? Disseram-lhe: Rabi (que quer dizer Mestre), onde moras? 39 Vinde e vede, respondeu-lhes ele. Foram aonde ele morava e ficaram com ele aquele dia. Era cerca da hora décima. 40 André, irmão de Simão Pedro, era um dos dois que tinham ouvido João e que o tinham seguido.

Ut sup

¡Qué hermoso día pasaron! ¡Qué hermosa noche! Edifiquemos asimismo nosotros en nuestro corazón, y hagamos una casa digna, adonde venga el Señor y nos instruya.

ut sup

Este número de la hora simboliza la Ley, que ha sido dada en diez preceptos. Porque había venido el tiempo en que debía cumplirse la Ley por amor, ya que los judíos no habían podido cumplirla ni aun por temor. Así el Señor en la hora décima fue llamado Rabbí, si bien no es Maestro de la Ley, aunque verdadero legislador.

Prosigue: “Y Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído decir esto a Juan, y habían seguido a Jesús”.

in Ioannem, tract.7

1 Foi ele então logo à procura de seu irmão e disse-lhe: Achamos o Messias (que quer dizer o Cristo). 42 Levou-o a Jesus, e Jesus, fixando nele o olhar, disse: Tu és Simão, filho de João; serás chamado Cefas (que quer dizer pedra).

La palabra Mesías en hebreo, y Cristo en griego, en castellano significa “ungido”. Crisma es la unción y Jesús fue ungido de una manera especial. Así es que todos los cristianos somos ungidos, según lo que se dice en el Salmo: “Te ungió el Señor tu Dios, con el óleo de la alegría, sobre todos tus compañeros” ( Sal 44). Y en verdad todos los santos son sus compañeros, pero Aquél es santo de un modo singular, y fue ungido de una manera particular.

in Ioannem, tract. 7

Nada de particular tiene que el Señor dijese de quién era hijo. Conocía los nombres de todos sus santos, a quienes había predestinado desde la constitución del mundo. Lo que sí es grande es que le cambiase el nombre y de Simón lo hiciera Pedro. Pedro viene de la palabra piedra. Piedra es la Iglesia; luego la Iglesia está representada en el nombre de Pedro. ¿Y quién está seguro de su obra sino el que edifica sobre piedra? Y más abajo el Señor despierta tu atención. Y si se hubiese llamado Pedro desde antes no verías

De cons. Evang. 3, 17

Y no puede considerarse como pequeña la contradicción de que antes de que Jesús fuese a Galilea desde junto al Jordán, sólo por el testimonio del Bautista le siguieron dos, uno de los cuales era Andrés, el cual trajo a su hermano Simón, siendo entonces cuando recibió el nombre, esto es que se llamase Pedro; mientras que dicen los otros Evangelistas que los encontró pescando en Galilea, y los llamó al apostolado. Pero no debe entenderse que Jesús no los hubiese visto junto al Jordán, y ya se hubiesen unido a El para siempre, sino únicamente que conocieron quién era, y después de admirarle se volvieron a sus propias faenas. Y no se crea que San Pedro recibió el nombre cuando el Señor le dijo: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” ( Mt 16,18), sino cuando se recuerda que le dijo: “tú te llamarás Cephas, que significa Pedro”.

43 No dia seguinte, tinha Jesus a intenção de dirigir-se à Galiléia. Encontra Filipe e diz-lhe: Segue-me. 44 (Filipe era natural de Betsaida, cidade de André e Pedro.) 45 Filipe encontra Natanael e diz-lhe: Achamos aquele de quem Moisés escreveu na lei e que os profetas anunciaram: é Jesus de Nazaré, filho de José. 46 Respondeu-lhe Natanael: Pode, porventura, vir coisa boa de Nazaré? Filipe retrucou: Vem e vê.

in Ioannem, tract. 7
Esto es, con quien estaba desposada su Madre, aunque para todos los cristianos que conocen bien el Evangelio es bien sabido que Jesús había sido concebido y había nacido siendo su Madre virgen. Añade también el lugar: “el de Nazaret”.

47 Jesus vê Natanael, que lhe vem ao encontro, e diz: Eis um verdadeiro israelita, no qual não há falsidade. 48 Natanael pergunta-lhe: Donde me conheces? Respondeu Jesus: Antes que Filipe te chamasse, eu te vi quando estavas debaixo da figueira. 49 Falou-lhe Natanael: Mestre, tu és o Filho de Deus, tu és o rei de Israel. 50 Jesus replicou-lhe: Porque eu te disse que te vi debaixo da figueira, crês! Verás coisas maiores do que esta. 51 E ajuntou: Em verdade, em verdade vos digo: vereis o céu aberto e os anjos de Deus subindo e descendo sobre o Filho do Homem.

in Ioannem, tract. 7
¿Qué significa en el cual no hay engaño? ¿Acaso no tenía pecado, o no necesitaba del médico? De ningún modo; ninguno ha nacido en una condición que no necesite de aquel médico. Mas se dice que hay engaño cuando se hace lo contrario de lo que se aparenta. Pues ¿cómo no había engaño en él? Así sucede con el pecador que confiesa serlo; pero si es pecador y se presenta como justo, hay engaño en su boca. Mas de Natanael no dijo que no era pecador sino que alabó la confesión de su pecado.

ut sup
Debemos inquirir también lo que significa el árbol de la higuera. Sabemos que la higuera fue maldecida porque sólo tenía hojas y carecía de fruto. En el principio del mundo, cuando pecaron Adán y Eva, se cubrieron con hojas de este árbol. Por lo tanto las hojas de la higuera representan el pecado. Estaba Natanael debajo de la higuera, como a la sombra de la muerte. Como si el Señor le dijera: ¡Oh Israel, que vives sin engaño! ¡Oh pueblo, que vives de la fe! Antes que yo te llamase por medio de mis apóstoles, y cuando estabas debajo de la muerte, cuando tú no me veías, yo te vi.

De verb. Dom., serm. 40
Recordemos la historia antigua y veremos que Jacob vio en sueños una escala que desde la tierra llegaba hasta el cielo. Y el Señor descansaba sobre ella, y los ángeles subían y bajaban por ella ( Gén 28). Después el mismo Jacob, como comprendió lo que había visto, puso una piedra y derramó aceite sobre ella. Y cuando Jacob ungió la piedra, ¿incurrió en idolatría? Prefiguró, no adoró. Conocéis el crisma, pues conoced también a Jesucristo. Esta es la piedra que han despreciado los arquitectos. Por lo tanto, si Jacob vio la escala y si fue llamado Israel ( Gén 32), y este Natanael era israelita, por esto el Señor le aludió muy oportunamente al sueño de Jacob, como diciendo: Te he llamado por el nombre de aquél cuyo sueño tú ves realizado. Verás, por lo tanto, abierto el cielo, y que los ángeles de Dios suben y bajan sobre el Hijodel hombre. Y si bajan sobre el Hijo del hombre y suben a Dios, es porque Este reside arriba y Aquél abajo; arriba en su esencia y abajo entre los suyos.

in Ioannem, tract. 7

Los ángeles de Dios son los buenos predicadores, porque predican a Jesucristo. Esto es, suben y bajan sobre el Hijo del hombre, como San Pablo, que subió hasta el tercer cielo, y bajó a alimentar a los pequeños con la leche de su predicación. Por esto dijo: “Mayores cosas que estas verás”. Porque es mucho más el que el Señor nos justifique cuando nos llama que el habernos visto sentados a la sombra de la muerte. ¿De qué nos hubiera aprovechado si nos hubiésemos quedado donde nos vio? Mas alguno se pregunta: ¿por qué Natanael, a quien tan considerable testimonio dio el Hijo de Dios, no se encuentra entre los doce Apóstoles? Debemos comprender que él era instruido y muy versado en la Ley. Por eso no quiso el Señor colocarlo entre sus discípulos; los eligió ignorantes para confundir al mundo. Y queriendo humillar las cabezas de los soberbios, no buscó oradores, sino pescadores, porque del pescador sacó el que había de mandar. El gran Cipriano (de Cartago) fue orador, pero primero había existido Pedro el pescador, por quien habían de creer no solamente el orador, sino también el emperador.

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